Voluntarios buenos para nada
Déjenlo trabajar
Ramón Hernández
El mal sabor del agua tiene que ver con el deterioro de las
plantas de tratamiento, la manera alegre como se obvian los protocolos de
potabilización y como se ha pretendido sustituir el conocimiento, la
experiencia y el saber derivado del aprendizaje con el voluntarismo y el
clientelismo político.
Vale más una cachucha, verde o roja –y hasta una boina
granate–, que un título de una universidad de prestigio, cuando las oficinas de
recursos humanos llenan las vacantes en los servicios públicos. En Plaza
Venezuela colocaron con cierto pudor, dado el tamaño y la ubicación, una valla
que llama a dejarlo trabajar. Aunque parezca obvio a quien se refiere, con cada
segundo que pasa me convenzo más que no se trata de ese personaje omnipresente
y metiche que desde hace más de 18 años es el gran referente patrio.
Sacalapatalajá.
Obviamente tropezamos con una contradicción, y no
precisamente dialéctica sino a razón pura. No se pude dejar trabajar a quien ni
siquiera ha hecho el amago ni por equivocación, y que, más bien, tiene por
oficio la cháchara, el canto, la recitación, la remembranza, mandar, contar
anécdotas, otra vez hablar, cantar, recitar, expropiar, amenazar, insultar,
encadenar y volver a encadenar y no para ganarse la vida, sino por simple
entretenimiento.
Los economistas denominan trabajo el acto de alquilarse para
prestar un servicio o producir algún bien a cambio de una remuneración; tal
intercambio no aparece en el mapa presente ni pasado del personaje, a menos que
se considere trabajo el simple esfuerzo y no se tomen en cuenta los resultados
obtenidos. Trabajar en el sentido ético de la palabra es hacer bien las cosas; lo
demás es cansarse o consumir energías, aunque se reciban altos salarios y
esplendorosas bonificaciones.
Por ahora su actividad ha consistido en demoler la república
democrática, física y espiritualmente, pero no ha tenido la gentileza de
mostrar la maqueta de lo que piensa construir sobre el peladero que va dejando,
lo más parecido es la imagen que presenta Cuba después de cinco décadas de “trabajo”
revolucionario. El agua no les sabe a barro, no tienen agua. Vendo filtro de
ideas.
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