La libertad de expresión
La libertad de expresión es un derecho universal, es un valor, sin el cual los hombres pierden en humanidad y libertad. Pero para que se cumpla no sólo tiene que estar en la ley, tiene que estar presente en la conciencia de los ciudadanos, y actuar en ella contra todos los intereses, todas las fuerzas naturales o sociales que se oponen a su realización.
Es una lucha entre la ley universal y la arbitrariedad e intereses de los actores sociales. Son dos realidades en pugna: la ley universal y los individuos que aún no se identifican con la ley. Y no pueden identificarse con la ley universal porque ésta no es un resultado de su lucha, de sus esfuerzos por dominar los obstáculos. Estos aún anidan en la conciencia de aquellos que se han apropiados del resultado de una historia que ellos no han hecho, de una lucha que les queda ajena. Este, nos parece, es nuestro drama.
Tenemos expresados en nuestra Constitución valores universales, pero nuestra sociedad, en la familia, en la escuela, no tiene una conciencia adecuada a esos valores. No es sólo la educación la que es un fraude, es la sociedad entera, sus políticos e incluso sus intelectuales. Es muy duro decirlo, pero hacemos nuestro el pensamiento de George Orwell; pues nos parece que expresa lo que es un intelectual: 'Si algo quiere decir la libertad es el derecho de decirle a la gente lo que no quiere oír”
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