Ir al contenido principal

Saltos para empeorar, con añadido.

RAMÓN HERNÁNDEZ

Necios en paralelo

Es obvio que un Estado que niega las divisas para la importación de medicinas y equipos de salud, además de una larga lista que incluye alimentos, papel periódico, elementos químicos y componentes electrónicos, también las niegue para cursar estudios en el extranjero y traer libros del exterior. Siendo así, solo queda revisar los baúles y encontrar algún texto que no se hayan llevado los amigos, no haya estropeado la lluvia y tenga relevancia para entender las cosas que pasan.
Pensé en La madre de Máximo Gorki y en Así se templó el acero, la novela de Nikolai Ostrovski que con tanto orgullo los militantes de la Juventud Comunista se vanagloriaban de haber leído en los años setenta, especialmente después de que el PCV había aceptado su derrota en el campo político y también en el militar. Supongo que esas lecturas les daban ánimos para seguir “en la lucha”.
Una vez tuve La madre en mis manos y tras hojearla me pareció que se trataba de un folletín de Corín Tellado inflado con pre-supuestos políticos y demás monsergas del realismo socialista. Si bien el texto poco sirve para comparaciones, el autor se parece mucho a un hombre de pluma de estos tiempos, claro, con grandes distancias de por medio, que dirige un diario de circulación nacional.
Desde antes de la revolución leninista, Gorki puso su pluma al lado de los excluidos, se arriesgó y pago cárcel. Cuando los bolcheviques asumieron el control de Rusia y su periferia, el escritor se atrevió a discutirle a Volodia que se apresara a los escritores y hasta logró que liberara algunos. Habiendo vivido exiliado en Capri a cuerpo de rey, y habiéndose Stalin, el Koba, hecho dueño del poder, Gorki fue impelido a regresar a Moscú. Fue recibido en medio de una gran aclamación, casi venerado.
Su tarea fue simple, no tanto como ordenar la expulsión de un periodista de su redacción, sino que como jefe de la Unión de Escritores Soviéticos decidía qué escritor debía ir preso, cuál fusilado y qué libros debían ir a la hoguera. Se calcula que autorizó la destrucción de casi 30.000 títulos y 4 millones de ejemplares, ninguno suyo. No todos los “ingenieros del alma” merecían ser leídos. Tanto afán en servir no le evitó morir en condiciones extrañas y que también su hijo fuese asesinado. La revolución es una sola, la misma siempre. Nada que vender, no hay.

P.S. La revolución léxica de Gorki culminó, entre los años 1938 y 1939, con la retirada de 7.806 obras “políticamente perjudiciales” de 1.860 escritores. Fueron destruidos 24.138.799 ejemplares y 4.512 títulos.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Pepe Mujica mató a un policía por la espalda

Contra Pepe Mujica Todos lo alaban por sus “frases profundas”, por su aspecto humilde, porque anda en un carro destartalado... bueno, no todos: uno de los mejores escritores argentinos nos cuenta acá por qué el ex presidente uruguayo no le simpatiza para nada. Marcelo Birmajer * Mi primer problema con Pepe Mujica es que no le entiendo nada cuando habla. Habla con la boca cerrada. Arrastra las palabras como si no quisiera soltarlas, como un jugador de ajedrez que se queda con la ficha en la mano porque teme dejarla en tal o cual casillero y eterniza el movimiento, enervando al contrincante. Me pasa con él como con las películas españolas en la televisión, que solo las entiendo con subtítulos. Pero a Mujica no lo subtitulan, lo aplauden, aunque estoy seguro de que quienes lo aplauden tampoco entienden lo que dice. Lo aplauden porque tiene pinta de pobre, porque tiene un perro con tres patas, porque no tiene la menor relevancia en el mundo; pero en ningún caso

Partidos políticos sordos, ciegos y usurpadores

Miguel Henrique Otero Con sólidos argumentos políticos y legales, a los que cabe sumar otros provenientes del más elemental sentido común, organizaciones no partidistas, académicas, especializadas y autónomas, expertos de indiscutible calificación, y también veteranos políticos y otros en ejercicio -muchos de los cuales han sido críticos con relación a ciertos aspectos relativos a la gestión del gobierno interino- expresaron en días recientes que la decisión de una mayoría de la Asamblea Nacional de sustituir la figura del presidente encargado, ejercida hasta ahora por Juan Guaidó Márquez, para reemplazarla por la de una especie de gobierno parlamentario es un error. Un grave error que, para peor, no tiene antecedentes en el desempeño republicano de Venezuela. Hay que considerar, como primera cuestión, tal como hace el impecable comunicado que el Bloque Constitucional de Venezuela publicó el 24 de diciembre, que la usurpación se mantiene. Que Venezuela no ha dejado de estar en una situ

Oraciones al aire y helicópteros caídos

Ramón Hernández L os helicópteros Panare son rusos y baratos. Cuestan en catálogo entre 3 millones y 8 millones de dólares cada uno, también más, de acuerdo con los requerimientos que haga del comprador. Los comercializa de manera exclusiva la compañía Rosoboronexpor, una empresa mixta de la Federación Rusa encargada de la importación y exportación de equipos militares, tecnología y servicios. Suministra desde una bala hasta portaviones, granadas y helicópteros para 80 pasajeros, además de aviones supersónicos de combate. En 2004 Venezuela firmó con el gobierno de Vladimir Putin la compra de 40 helicópteros y 100.000 fusiles automáticos de asalto AK103, que debían ser calibre 5,56 mm y con capacidad para adaptar un lanzagranadas de 40 mm, pero se adquirieron de calibre 7,62 X 30 mm, que implicó un cambio total en el stock de munición y descartó las pretensiones de unificar en el calibre 5,56 x 45 mm, que se empleaba en Venezuela. Los tres primeros helicópteros multipropósito MI17V5