Sin disimulos Ramón Hernández Junio, 2009 En el pretexto de Jacqueline Faría para aceptar tantos y tan deshonrosos cargos y en las “sugerencias” de Cilia Flores –que quienes no estén de acuerdo con la entrega del país a Cuba se vayan o se suiciden– se esconde la aviesa intención de la camarilla gobernante de imponer a la fuerza su ideología “humanista”, libres de pudores y por todas las vías, incluidos paredones de fusilamiento como los que comandó el Che Guevara en la cárcel de La Cabaña; y como los que dirigieron, en la década de los años sesenta en Venezuela, los comandantes Fausto de los frentes guerrilleros. Sin duda, la vía más expedita para “corregir” desviaciones ideológicas y de cualquier otro signo. Perro muerto, rabia eliminada. Esta revolución pacífica, pero armada hasta los dientes y los sobacos, presenta tantas goteras, tantas contradicciones, tantas falsedades y tantas ineficiencias que pareciera condenada a tener como única realidad la consigna que no po
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