¿Qué demócratas de hoy apoyaron el cierre de RCTV?











“La decisión de no renovar la concesión a Radio Caracas Televisión reabre el debate sobre el rol de los medios de comunicación y la libertad de expresión, sobre todo porque desde ya unos cuantos fanáticos del antichavismo a juro se han adelantado a calificar esta decisión como un atropello contra los dueños de esa planta“, escribió Vladimir Villegas en su columna de El Nacional el 2 de enero de 2007
Para quienes han actuado de esa forma, la potestad del Estado en cuanto a otorgar, no renovar o retirar la concesión para el uso del espectro radioeléctrico es un mero saludo a la bandera. Como si el derecho a usufructuar ese espectro perteneciente al Estado y a todos los venezolanos fuese el resultado de una decisión divina, eterna, inapelable, y no la consecuencia de un acto propio de un Estado de Derecho, donde el beneficiario de una concesión está obligado al cumplimiento de la ley.
La reacción del señor Marcel Granier, presidente de RCTV, ha sido coherente con la conducta de este empresario empeñado en desconocer la legitimidad del gobierno del presidente Hugo Chávez. Es la reacción de quien se cree que aún estamos en los tiempos aquellos en los cuales los gobiernos sucumbían al chantaje de los propietarios de medios de comunicación, asociados a influyentes grupos económicos, y les cedían los ministerios más importantes, así como una buena cuota de representación parlamentaria. Habla de supuestos títulos que lo hacen acreedor del derecho a mantener esa concesión. No los muestra y prefiere hacer mención de presuntas confusiones legales que no explica. No desmiente lo estipulado en la Gaceta Número 33.726, que recoge el artículo 1.577, de fecha 27 de mayo de 1987, en el cual el entonces presidente Jaime Lusinchi estableció que las concesiones para el funcionamiento de estaciones televisoras y radiodifusoras se otorgarán por 20 años.
El artículo cuarto de ese decreto señala que las concesiones otorgadas antes de la fecha de vigencia del referido decreto se considerarán válidas por el término establecido en el artículo primero, es decir hasta el 27 de mayo de 2007. En consecuencia, esas concesiones tienen un término, y no hay obligación alguna de renovarlas de manera automática, como pareciera pretender el señor Granier.
El amigo Carlos Croes, actual vicepresidente de Televen, fue ministro de la Secretaría de la Presidencia y jefe de la Oficina Central de Información, durante el gobierno de Lusinchi, y tal vez pudiera dar algunas luces sobre las motivaciones que tuvo esa administración para la adopción del decreto. No recuerdo si para esa fecha desempeñaba alguno de esos cargos, pero su testimonio puede ser muy valioso para este debate. El señor Granier puede presentarse como víctima, si así lo desea, pero los argumentos esgrimidos por el ministro de Información y Comunicación, William Lara, tienen su base en documentos oficiales del Estado venezolano.
Empresa televisiva o grupo político
Entrando en otro aspecto del problema, es imperativo repetir que un canal de televisión, por muy privado que sea, opera con un permiso o concesión estatal, y debe ceñirse a la normativa constitucional y legal del país. RCTV, más que un canal de televisión, ha sido un actor político, un instrumento para el ejercicio tras bastidores de la política, siempre con el objetivo de promover la toma del poder en Venezuela por parte de grupos económicos conservadores. Y eso no es nuevo. Lo más significativo es que ha sido un articulador de acciones desestabilizadoras a lo largo del proceso de cambios. Fue promotor del sabotaje económico, de las guarimbas y del oprobioso silencio informativo impuesto a partir del 11 de abril de 2002.
No se trata de un canal de televisión independiente, como ellos quieren hacer ver, sino de un partido político con mucho dinero, que pretende mantener la influencia que siempre tuvo, y que lo llevó a ser el rey de la censura en Venezuela, junto con otros medios que han estado bajo el paraguas del Grupo 1BC.
Por eso da dolor que gente respetable como el colega Alberto Jordán Hernández, ex secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, salga rasgándose las vestiduras a favor del grupo político que encabeza Granier. Alberto no recuerda, o mejor, prefiere no recordar, el veto impuesto por los medios de Granier contra el ex presidente Luis Herrera Campíns, en represalia porque éste le retiró las transmisiones de las carreras de caballo. Tampoco recuerda la cacería de brujas que se promovió en el Diario de Caracas contra los periodistas o columnistas de izquierda, a quienes se les levantó expedientes y se les segregó porque sus opiniones representaban el pensamiento de un ínfimo sector del país, tal y como lo argumentó Carlos M. Ball en un oprobioso editorial del desaparecido Diario de Caracas.
Marcel Granier fue retratado de cuerpo entero en un formidable documental elaborado por Carlos Azpúrua sobre la lucha de los trabajadores de El Diario de Caracas por su derecho a la contratación colectiva. Allí dieron su testimonio Lucy Gómez, Javier Conde y otros periodistas que sufrieron en carne propia la prepotencia y el abuso de poder de este gran cacao de la comunicación social en el país. Años más tarde fui reportero en ese medio y formé parte del Comité Sindical, en medio de una dura lucha por la nueva contratación.
El Diario como tal no era, aparentemente, una empresa rentable. Pero era el vocero político del Grupo 1BC, y éste tuvo una gran influencia en las decisiones políticas y económicas aprobadas por el gobierno de Pérez II, y que se tradujeron en un severo programa de ajuste macroeconómico gracias al cual se privatizaron empresas estratégicas, se desmejoraron las condiciones de trabajo de los asalariados y se empobreció aún más a la gran mayoría de la población. La purita derecha, pues…
Ah, y para refrescarle la memoria a Jordán, no pasemos por alto que los directivos del Colegio Nacional de Periodistas y del propio SNTP tenían expresamente prohibido el ingreso a las instalaciones de RCTV, cuyos directivos, por cierto, formaron parte de la presión que se ejerció en el viejo Congreso para que la Ley de Ejercicio del Periodismo estuviese engavetada a lo largo de 13 años.
Detallitos
Gustavo Hernández. Mi solidaridad con el compañero y amigo Gustavo Hernández, diputado de PPT, por la lamentable tragedia que hoy lo embarga, luego de que su hijo fuese asesinado por el hampa en Valencia.
Un abrazo tanto a él como a sus familiares, y la exigencia de que los asesinos de su hijo, así como todos los que alegremente le arrebatan la vida a gente inocente, sean castigados con todo el peso de la ley.
Carlos Bastidas. Conocí hace muchos años al abogado Carlos Bastidas, fallecido en días recientes. Carlos formaba parte de una maravillosa familia que también integra una gran amiga y colega, Gloria Majella Bastidas, mi compañera de clase en la Escuela de Comunicación Social de la UCV y de trabajo en varios medios impresos. El hecho de que Carlos asumiera posiciones políticas que no comparto no impide que hoy lamente su muerte prematura y me sume al duelo que embarga a sus familiares.
Pena de muerte. Bajo ninguna circunstancia apoyo la pena de muerte, y menos en medio del sadismo que caracterizó la ejecución de Saddam Hussein, quien no fue santo de mi devoción.
Feliz Año 2007. Mi saludo de año nuevo a todos los lectores de este espacio, y el deseo de que 2007 esté repleto de felicidad y cosas buenas.

‘Granier defiende su partido’


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