Oraciones al aire y helicópteros caídos

Ramón Hernández

Los helicópteros Panare son rusos y baratos. Cuestan en catálogo entre 3 millones y 8 millones de dólares cada uno, también más, de acuerdo con los requerimientos que haga del comprador. Los comercializa de manera exclusiva la compañía Rosoboronexpor, una empresa mixta de la Federación Rusa encargada de la importación y exportación de equipos militares, tecnología y servicios. Suministra desde una bala hasta portaviones, granadas y helicópteros para 80 pasajeros, además de aviones supersónicos de combate.

En 2004 Venezuela firmó con el gobierno de Vladimir Putin la compra de 40 helicópteros y 100.000 fusiles automáticos de asalto AK103, que debían ser calibre 5,56 mm y con capacidad para adaptar un lanzagranadas de 40 mm, pero se adquirieron de calibre 7,62 X 30 mm, que implicó un cambio total en el stock de munición y descartó las pretensiones de unificar en el calibre 5,56 x 45 mm, que se empleaba en Venezuela.

Los tres primeros helicópteros multipropósito MI17V5 fueron mostrados al país en el desfile militar que se realizó el 24 de junio de 2006. Fueron incorporados al Batallón de Helicópteros G/B Florencio Jiménez, en Cocorote, estado Yaracuy. La compra preliminar incluía 20 helicópteros de asalto, 10 de ataque y 3 de transporte, modelos MI17V5, MI35M y MI26T.

A los pocos días ocurrió el primer siniestro, no hubo víctimas. El 2 de septiembre de 2006 un MI17V5 Panare se cayó en San Ignacio de Yuruaní, estado Bolívar, sin dejar pérdidas humanas. En 2009 se informó del quinto accidente con un Panare involucrado. Sucedió al noroeste Rubio estado Táchira, el 3 de mayo. Murieron 17 militares y un civil. El sexto fue en una zona boscosa del estado Apure y fallecieron 10 militares. El 18 de mayo del 2012 otro MI17V5 se precipitó a tierra en el Campo Aéreo del Ejército Coronel José Joaquín Veroes, en San Felipe, Yaracuy. Murieron 4 personas y otra resultó herida.

Los Panare son aeronaves diseñadas para operar en las desventajosas condiciones climáticas del territorio ruso —fuertes vientos, temperaturas extremas, lluvias inclementes—. Pueden transportar hasta 30 pasajeros, con 4 tripulantes y poseen una alta capacidad de carga, tanto interna como externa. Puede ser adaptado para una variedad de fines, desde ambulancia hasta nave de guerra electrónica. Su costo operativo y de mantenimiento es muy inferior helicóptero militar Sikorsky H3 Sea King. Una hora de vuelo cuesta 900 dólares.

En mayo de 2016 el gobierno recibió de Rusia 13 helicópteros multipropósito Mi17V5 del total de 22 que se encuentran actualmente trabajos de mantenimiento y extensión de los componentes mayores: motores, transmisión principal, reductor de la cola y palas, y amortiguadores de vibración, entre otros. En la actualidad, el Ejército dispone de 17 Mi17V5; 6 la Armada; 6 la Aviación Militar, más 2 de la versión Mi172VIP, para uso presidencial, y 5 la Guardia Nacional.

Luego de cumplirse todos los chequeos y protocolos de vuelo correspondientes, el Panare siglas EV0796 despegó el 30 de diciembre de 2016 del aeropuerto Cacique Aramare de Puerto Ayacucho a las 7:45 de la mañana con destino al municipio Alto Orinoco, Amazonas, con 13 pasajeros —9 militares y 4 civiles—, entre ellos una niña de 4 años de edad.

Las condiciones climáticas adversas. Debía aterrizar en La Esmeralda a las 9:30 de la mañana. Su misión era el traslado de 1.800 kilos de alimentos y otros productos, además del relevo de personal militar en la estación de desarrollo endógeno Coyoguaiteri y en la base de seguridad territorial Cerro Delgado Chalbaud. A las 8:10 de la mañana, cuando calculan que se encontraba a 70 kilómetros del lugar de partida, se perdió contacto con el helicóptero. No había reportado inconveniente alguno. Esa misma mañana las autoridades aeronáuticas civiles y militares comenzaron la operación de búsqueda y rescate con varias aeronaves de ala fija y rotatoria, así como equipos fluviales y terrestres de la FANB, además del apoyo de comunidades indígenas.

Cinco días después no se tenían pistas sobre la aeronave, pero sí había muchos sentimientos encontrados entre los familiares de los tripulantes y pasajeros. El gobierno negó por boca de su ministro de Información y Comunicación, Ernesto Villegas que los tripulantes y pasajeros estuvieran con vida o que el aparato hubiese sido avistado. Ni por los ojos humanos y mucho menos por el rastreo del satélite Francisco de Miranda, adquirido en 2013 por 190 millones de dólares para ser utilizado en fotografía de alta resolución del territorio venezolano, como explicó en su momento Jorge Arreaza desde uno de sus muchos cargos.

Villegas, a falta de información y de un plan certero de búsqueda y rescate utilizó su cuenta en Twitter para notificar que “Venezuela estaba unida en oración” y que esperaba la información oficial. Extrañamente el gobernador de Amazonas, Liborio Guaruya, que mantuvo gran interés en el siniestro, denunció que el gobierno había prohibido la participación de más de 300 expertos en búsqueda y salvamento que habían acudido al aeropuerto de Puerto Ayacucho a ayudar de manera desinteresada.

La opacidad generó todo tipo de rumores, desde que había sido derribado por narcotraficantes hasta que llevaba varias toneladas de oro, uranio, coltán u otros minerales estratégicos. Mientras, la angustia de los familiares se acrecentaba y solo tenían como respuesta: “Tengan paciencia”. A los 15 días, cumplidas 280 horas de vuelo sobre la selva espesa y después de numerosas noticias contradictorias y desmentidos del gobierno, el presidente Nicolás Maduro informó que se mantenía la búsqueda las 24 horas del día, “todos los días”. Ante el poco éxito obtenido pidió a la aeronáutica civil reforzar la búsqueda. Garantizó que a quien colaborara con un helicóptero particular el Estado le reembolsaría los gastos.

Ahí apareció el nombre de Dios por primera vez. “Pidamos a Dios con fe que esta búsqueda tenga el éxito que esperamos. Vamos a continuar hasta que encontremos a nuestros compatriotas”, manifestó. Pasadas otras dos semanas, el gobierno no ha informado resultados y los familiares de civiles y militares han perdido la paciencia. Tampoco saben si la búsqueda mantiene la potencia que ordenó el ministro Vladimir Padrino. Se han resignado a lo que Dios haya dispuesto.

No han recibido ningún mensaje por Twitter de Villegas ni de nadie, pero no paran las sospechas ni los rumores ni las especulaciones. Nunca en un gobierno marxista se habían puesto tantas cosas en manos de la religión, el “opio del pueblo” como decía el barbudo de Tréveris. Vendo colección de escapularios y otra de estampitas con oraciones para aventuras aéreas y extremas.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Pepe Mujica mató a un policía por la espalda

La extrema izquierda vuelve al comunismo por la puerta trasera

Partidos políticos sordos, ciegos y usurpadores