Totumas y manantiales, de ciertos socialistas
En agosto de 2010 debió haberse terminado la construcción del Tuy IV, que iba a enviar 21.000 litros de agua por segundo a Caracas, el litoral central y poblaciones de Miranda, Aragua y Guárico. Se presentaba como uno de los acueductos más grandes de América Latina y como la solución estructural para el problema de abastecimiento de agua en la región central del país. En 2013 anunciaron que la obra presentaba un fuerte retraso y que sería en 2014 cuando comenzaría a prestar servicio. No ocurrió. En 2016 faltan hasta los pipotes para tratar de almacenar agua de lluvia, porque camiones cisternas tampoco hay.
En el período en el que el Estado contrajo el mayor volumen de deuda y el gobierno recibió montañas de dólares por la exportación petrolera, también ha sido abundante la incompetencia para resolver los problemas básicos de la población. Los millardos de dólares que gastaron en publicidad y propaganda para hacernos creer que vivimos en el mejor de los mundos y que bastaba agradecer al Coba intergaláctico que ahora teníamos patria, dignidad y soberanía, no sirvieron para evitarnos la sed y el hambre, tampoco que disfracemos de moda vintage lo que a todas luces es la reivindicación de Pedro Harapos.
Si Caracas está sufriendo un racionamiento severo que puede ser más extremo, imaginemos la situación del litoral central que tarda hasta sesenta días para recibir agua por las tuberías tres días a la semana, pero este año la han recibido cada dos o tres semanas y por menos tiempo. Los voceros gubernamentales se defienden achacándole la culpa a la prolongada sequía y a la “malcriadez” del fenómeno del Niño, que todavía podría durar hasta abril. Mienten, por supuesto.
La sequía ha disminuido el bombeo a unos pocos baldes, pero si bien en condiciones óptimas el sistema podía enviar a la región 1.600 litros por segundos la demanda duplica esa cantidad y solo será satisfecha cuando se complete el Tuy IV, que debe proveer 2.400 litros por segundo adicionales. Lo grave es que la solución “estructural” no tomó en cuenta el crecimiento de la población y si hubiese sido inaugurada el año pasado ya era insuficiente.
El socialcomunismo se presenta como un sistema perfecto porque en teoría privilegia la planificación, y todos los proyectos “toman en cuenta” el impacto ambiental y los requerimientos futuros de la población. En la práctica se traduce en la eliminación de las elecciones y de la obligación de responder preguntas incómodas sobre la administración de recursos. El sueño de Pedro Carreño. Vendo desalinador portátil por falta de electricidad.
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