Hipotecados, sin trabajo y la alacena vacía
En el diario que dirige mi ex profesor de Periodismo Informativo Eleazar Díaz Rangel, alias coronel Beria, el participio que más se utiliza es “abatido” con el pretendido significado de “muerto”, que es la única acepción que no admite el verbo “abatir”, que tampoco usan ahí en su forma activa: “abaten” o “abatieron”, para ocultar sibilinamente la violencia que implica el término. Sería una exageración inaudita siquiera suponer que un periodista de los kilates que ha ostentado Ludlow en su trayectoria profesional como enseñante y dirigente gremial –el columnismo no es su fuerte, aunque le sobran espinas– recibiera instrucciones “de arriba” para “mejorar” los títulos de primera página de un diario que fue espectacularmente bien dirigido por esas dos grandes figuras del periodismo popular que fue el finado Nelson Luis Martínez y ese maestro que es Francisco Mayorga, también, contradictoriamente, discípulo de Díaz Rangel, pero reivindicado en hora buena por Pedro Galán Vázquez y Luis Oscar Pont.
El pasquín de La Trilla, como le gustaba llamarlo a Pedro Beroes para molestar a Kotepa Delgado, desplegó el miércoles pasado un título en el que anuncia: “Aguinaldos buchones”. Contrario a todo lo que enseñó en su cátedra en la UCV, en lugar de informar Beria manipula. Sabe, se lo han dicho de todas las maneras en su casa, que ni siquiera con sus múltiples entradas y recompensas es posible satisfacer la cesta básica, que la comida está, ahora sí, por las nubes, que es imposible conseguir las medicinas, sobre todo las de alto costo, que cualquier reparación del carro cuesta una fortuna y que tampoco existen baterías y cauchos, mucho menos ropa, zapatos, artefactos eléctricos, que la novedades literarias se convirtieron en utopías, igual que las revistas arbitradas tan importantes en los centros de investigación y en las universidades.
En 1998 la deuda externa de Venezuela ascendía a 23 millardos de dólares –para que lo entiendas te lo voy a escribir en la forma incorrecta como tú has impuesto a tus reporteritos contra toda regla y lógica: 23 mil millones, que es como escribir treinta y 4 o ciento 2–, ahora es de 300 millardos. Después de haber destruido el aparato productivo a punta de importaciones, expropiaciones y guisos, Maduro regurgita que el aumento salarial se cubrirá con los ingresos extras que tendrá el Seniat. ¿Magia o burla?
Díaz Rangel, nos meterán la mano en el bolsillo, que ya está roto y vacío, para financiar el presupuesto nacional y tú le dices al pueblo, a tu lectores, que los “aguinaldos serán buchones. No me jodas, mentiroso. Agotados los inventarios, y la paciencia.
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