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Mostrando las entradas de marzo, 2010

Eleazar Díaz Rangel también le hizo la guerra a Aldemaro Romero

Aldemaro Romero:  La revolución pasó de moda Las revoluciones con fusilamientos, ahorcamientos y guillotina, hechas por individuos resentidos socialmente, que se vengaban de las clases dominantes, ya no existen más. Ahora los pueblos no revolucionan sino que se incorporan a la senda del progreso y el desarrollo Por las malas administraciones y los malos gobiernos que hemos padecidos, tenemos una sociedad de pobres y de ignorantes, y que no se ofenda nadie. La gente cree que la cultura debe ser gratis; que la música es como el aire, una bendición natural. Es imposible que los museos cobren entrada, aunque cuesta dinero mantenerlos y dotarlos. Ramón Hernández I Overture Aldemaro Romero se fuma uno o dos cigarros al día, siempre después del café, y los saborea con deleite. Cordial y malhablado, saluda afablemente y, desde la cumbre de su experiencia, va hilando la conversación con la destreza de un compositor, con sus bajos y sus altos, sus ripios y sus asombros,

Una vida, muchas lecciones

Represión Cuán ilegítimo y débil debe sentirse un gobierno que no sólo necesita reprimir a los vivos, sino también a los muertos, y vigilar entierros. Luis Manuel García Méndez, Madrid | 25/02/2010 Orlando Zapata Tamayo, activista del Proyecto Varela, condenado en 2003, ha muerto tras 86 días de huelga de hambre. Ha muerto a sus 42 años un hombre que había nacido dentro de la llamada Revolución, mientras el Che moría en Bolivia y el país se preparaba para su gran campaña maoísta: la Zafra de los Diez Millones. No era un representante del áncient régime, ni un latifundista ni un hacendado criollo, ni siquiera apeló a la violencia contra el gobierno. Orlando Zapata Tamayo era un humilde albañil, negro, pero con un sentido de la justicia que lo impulsó, primero, a disentir, y, más tarde, a reiterar su oposición a los maltratos, vejaciones y torturas a los que era sometido en prisión por sus verdugos. Ello le valió la multiplicación por diez de su condena, desde los tres años iniciale

Negro presente

Ramón Hernández Eltejadoroto@hotmail.com Tengo once años escuchando esa misma cantaleta, que la generalidad ilustrada denomina “discurso”, por cortesía con el idioma y otros miedos. Si en las academias militares se hubiese prestado más atención a la gramática y a la retórica, el país se habría evitado esas millonarias e inútiles compras de obsoletos equipos de guerra a los países que alardearon con orgullo de ser los creadores y fabricantes de las computadoras portátiles más grandes y pesadas del mundo, y no sólo contaríamos con oficiales mejor hablados sino también con un cuerpo de defensa mucho más eficiente en el campo de batalla y en las salas situacionales. El buen funcionamiento del cerebro, y por ende su desarrollo y mejor aprovechamiento, se relaciona más con aprender a construir frases perfectas que con prácticas de tiro al blanco o con los ejercicios para sacar rápido la pistola, actividades que no requieren usar la materia gris. Stalin que fue diestro asaltando bancos y dego