Ramón Hernández eltejadoroto@hotmail.com El hollín cubre las hojas de los árboles y dificulta la respiración. Tres chimeneas disparan su porquería a la atmósfera y la nube roja de estiércol asciende como una calavera. Es la muerte gasificada. Tacoa es un horno crematorio a posteriori, permanente e incesante. A medida que Caracas depende más de sus turbinas de vapor para obtener electricidad es menos posible hacerle a Tacoa los mantenimientos de rigor y aumenta la cantidad de desechos que expulsa, sin que haya posibilidades de defensa. Aterrorícese, esa planta no sólo utiliza fuel oil, el más sucio de los combustibles inventados, sino que también se nutre de los pedazos de existencia que le consume a los seres que viven en sus alrededores y más allá. A nadie le preocupa, mucho menos al Coba. Seguramente aducirá razones de Estado y sacrificios en aras del socialismo. En junio de 2008, el sindicato de trabajadores de EDC se quejó de que las máquinas de Tacoa operaban con combustible núme
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