Cuentas pendientes · Ramón Hernández I Han pasado casi ocho años y no ha desaparecido la incertidumbre. Mientras los ingresos del Estado se han multiplicado por diez o poco menos, que es como decir que ahora tenemos dinero suficiente como para que otros nueve países como el nuestro vivan en las mismas condiciones que entonces disfrutaba Venezuela, esa regla de tres tan simple no se cumplió, aunque Cuba haya recibido ingentes recursos y Bolivia vaya por el mismo camino. No se necesita ni siquiera un gramo de imaginación privilegiada, de esa que alumbra a los sabios, a los mesías, a los iluminados y a los visionarios, para sospechar que el ensayo chavista, este simulacro revolucionario del me da la gana y demás caprichos, se bosqueja como el peor fracaso desde la pérdida de la Primera República en 1811. Saca la pata, rufián. Con tanta abundancia, apenas han pergeñado una morisqueta de seguro de desempleo (las misiones), que no beneficia a todos, tanto por su intrínseca contaminación polí
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