Ir al contenido principal

Paraíso rematado y otras catástrofes


Ramón Hernández 



Las riquezas del Arco Minero del Orinoco van a empobrecer aún más a los venezolanos. El oro, el coltán y todos los minerales estratégicos han despertado la codicia de militares, guerrilleros, pranes y demás avispados dispuestos a arrasar con todo ser vivo que se les atraviese, a convertir la selva en arenales estériles y a acabar con la fuente de agua más importante de Venezuela. Sobran los cómplices, los pescadores en río revuelto, los que miran para otro lado, los despistados y los que esperan que les toque algo en el desorden, bochinche general.

El decreto que creó el Arco Minero del Orinoco fue publicado en Gaceta Oficial el 24 de febrero de 2016 y desde ese mismo día comenzaron a sonar las alarmas entre científicos y ambientalistas. En junio la Asamblea Nacional discutió el informe de las comisiones de Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático; de Energía y Petróleo, y de Pueblos Indígenas que advertía que el Arco Minero era “la muerte de la República y de su biodiversidad y pone en peligro el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales protegidos en el preámbulo y los artículos 127, 128, 129, 304, 327 y 327 de la Constitución”.

Los diputados aprobaron “desconocer, por ser contrario a los intereses de la República y una abierta violación de los derechos ambientales, el Decreto Presidencial 2.248 del 24 de febrero de 2016, y negaron la autorización constitucional al Ejecutivo “con el objetivo expreso de proteger” las últimas reservas de agua dulce, no contaminada del país, ubicadas al sur del Orinoco, la riqueza en biodiversidad contenida en la Reserva Forestal Imataca, la Reserva Forestal El Caura, La Paragua, las zonas protectoras, la Cuenca del río Caroní, los Tepuyes, de las demás áreas bajo régimen de administración especial, las áreas protegidas o de especial importancia ecológica y el hábitat de los pueblos indígenas”.

Consta en actas, pero no en la realidad. Siendo un país con dos gobiernos mantiene una conducta esquizofrénica y suicida. No se trata ya de imponer un determinado tipo de gobierno ni de enaltecer determinada clase social, sean obreros, campesinos o lumpen con apego a las cartillas marxistas del siglo XIX, o de imponer el liberalismo económico de Adam Smith, sino que el afán de lucro de unos cuantos, sin importar el bando, amenaza la existencia de la República, no solo como un concepto político, sino también como realidad territorial y geográfica.

El sur del Orinoco es la región natural más frágil de Venezuela. Cualquier mínima intervención humana puede significar el fin de especies únicas y la destrucción de equilibrios que han requerido millones de años, pero cuando se utiliza la violencia de la tala y la quema y se emplean sin ningún control elementos tóxicos como el cianuro y el mercurio para la extracción de minerales el daño resulta mucho peor. Ha sido la práctica, con aliños delincuenciales, discursos varios y tapadera oficial.

El país mayoritario ha guardado silencio. Ha sido indiferente, irresponsable y descuidado. Ya aparecerán las excusas. Desde el recurrido “estaba comprando kerosén” hasta la falta de alimentación y de servicios públicos, incluida la banda ancha de Internet. También está registrada de manera indeleble la conducta impasible y el silencio criminal de las organizaciones ambientalistas como Greenpeace que se dedican aparentemente a “salvar el planeta”, pero solo cuando los causantes son de derecha, capitalistas, de resto pueden autorizar la quema de la selva amazónica, como lo hizo el socialista Evo Morales, y no levantan ni el dedo ni se les escucha una anémica exhortación.

El extractivismo es la apropiación inmediata de las riquezas de la naturaleza por unos pocos. Las consecuencias, sin embargo, son eternas. Los daños que ocasionan son irreversibles. Afectan la existencia de la vida del hombre y su entorno. Olvidan que el agua del Orinoco vale más que todo el oro y los diamantes del mundo. Sin selva y sus integrantes no hay agua ni Orinoco. Alquilo bongo en el Cuyuní antes de que se seque.

@ramonhernandezg

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Pepe Mujica mató a un policía por la espalda

Contra Pepe Mujica Todos lo alaban por sus “frases profundas”, por su aspecto humilde, porque anda en un carro destartalado... bueno, no todos: uno de los mejores escritores argentinos nos cuenta acá por qué el ex presidente uruguayo no le simpatiza para nada. Marcelo Birmajer * Mi primer problema con Pepe Mujica es que no le entiendo nada cuando habla. Habla con la boca cerrada. Arrastra las palabras como si no quisiera soltarlas, como un jugador de ajedrez que se queda con la ficha en la mano porque teme dejarla en tal o cual casillero y eterniza el movimiento, enervando al contrincante. Me pasa con él como con las películas españolas en la televisión, que solo las entiendo con subtítulos. Pero a Mujica no lo subtitulan, lo aplauden, aunque estoy seguro de que quienes lo aplauden tampoco entienden lo que dice. Lo aplauden porque tiene pinta de pobre, porque tiene un perro con tres patas, porque no tiene la menor relevancia en el mundo; pero en ningún caso

Partidos políticos sordos, ciegos y usurpadores

Miguel Henrique Otero Con sólidos argumentos políticos y legales, a los que cabe sumar otros provenientes del más elemental sentido común, organizaciones no partidistas, académicas, especializadas y autónomas, expertos de indiscutible calificación, y también veteranos políticos y otros en ejercicio -muchos de los cuales han sido críticos con relación a ciertos aspectos relativos a la gestión del gobierno interino- expresaron en días recientes que la decisión de una mayoría de la Asamblea Nacional de sustituir la figura del presidente encargado, ejercida hasta ahora por Juan Guaidó Márquez, para reemplazarla por la de una especie de gobierno parlamentario es un error. Un grave error que, para peor, no tiene antecedentes en el desempeño republicano de Venezuela. Hay que considerar, como primera cuestión, tal como hace el impecable comunicado que el Bloque Constitucional de Venezuela publicó el 24 de diciembre, que la usurpación se mantiene. Que Venezuela no ha dejado de estar en una situ

Una izquierda de derecha

Lluis Bassets Así como hay una derecha suicida, también hay una izquierda ignorante. Nada sabe ni nada quiere aprender del pasado. Tampoco sabe que la guerra sucede a la política cuando la política deja de funcionar. Ni que la paz, tan deseada, no llega por un clamor convocatorio, sino porque quien vence en la guerra tiene poder y pericia para imponer un orden más justo, de forma que nadie utilice la fuerza de nuevo para resolver los contenciosos inevitables que se producen entre países y gobiernos. Ignora que la Unión Soviética fue el mayor imperio europeo, y quizás del mundo, entre 1945 y 1991.  Y que lo fue bajo la flagrante mentira de la patria socialista, defensora universal del proletariado.  O que las libertades europeas se mantuvieron y se mantienen en la mitad del continente, al igual que en 1945 se recuperaron de la invasión hitleriana, gracias a la alianza con Estados Unidos. Cree los embustes de Putin sobre la mayor catástrofe del siglo XX, que no fue la desaparición de la